martes, 9 de diciembre de 2008




Hete aquí el resultado de un miércoles por la noche, con dos Duquesitos guardando mis flancos y alentando a su héroe mientras le copian…

LAS DESPIOJADORAS (A.Rimbaud)

Cuando la frente niña, llena de nubes negras
convoca al albo enjambre de los sueños confusos,
llegan a su camita dos risueñas hermanas (1)
con sus gráciles dedos, con sus uñas de plata.

Sientan al niño frente a un claro ventanal,
donde un aire azul baña las flores indistintas
y por su denso pelo cuajado de rocío
pasean sus finos dedos terribles y hechiceros.

Él atiende al rumor de sus alientos tímidos
que expanden amplias mieles vegetales y rosas
y al que interrumpe un silbido, saliva
que los labios absorben o deseos de besar.

Y escucha a sus pestañas batir bajo el silencio
fragante; y esos dedos, eléctricos y suaves,
hacen chirriar por entre sus grises indolencias,
bajo sus regias uñas, el final de los piojos.

Y, entonces, sube en él un vino de Molicie
Un suspiro de armónica, capaz de delirar
y el niño experimenta, en las lentas caricias,
cómo afloran y mueren sus deseos de llorar.

(1) Xirolimba y Theremin

1 comentarios:

A las 11 de diciembre de 2008, 19:53 , Blogger Duque de San Chorlo ha dicho...

Aplaudo.

Haces bien en enseñar a los duquesitos que acostarse pronto es de tristes.

El poema me encanta; cerrando los ojos y si se callan los de al lado podría imaginar a Xirolimba y Theremin llegando a mi camita para pasear sus finos dedos terribles y hechiceros.

Casi prefiero abrir los ojos, no sea que.

 

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