Querencias
Este año será más difícil que vuelva aquél escalofrío a la plaza, y que en la Puerta Grande se grite, se empuje, se sude por tocar al maestro. Pero tenemos que alegrarnos todos porque los beneficios del empresario José Antonio Martínez Uranga no se van a ver mermados. Dice este modelo de gestión que los toreros piden demasiado dinero. En un sencillo ejercicio matemático se lamenta de que el día que torease José Tomás no le sale la cuenta (el de Galapagar pide 420.000 euros, cuando la máxima recaudación diaria es de 438.000). Para el resto de carteles no explica el balance y tampoco habla en su “suma y sigue” del precio de los derechos de televisión. Así que la sabia decisión es fácil: prescindimos de Tomás, Aparicio y Ponce (este último por primera vez en 20 años) y aseguramos un resultado económico fetén.
Ahora resulta que hay que irse a Barcelona para ver a José Tomás torear gratis y a U2 tocar entusiasma-dos. Ahora resulta que hay que quintuplicar beneficios en Las Ventas del Espíritu Santo donde el primer festejo que se celebró tenía como objetivo recaudar fondos para los más pobres del foro.
José Tomás, ven a torear a Santa Cruz de Velaan, donde ya has sido proclamado Santo Patrón.
“Choperita”, me recuerdas a Joaquín Camargo “el Vivillo”, empresario de la Plaza de Andujar por una tarde.
José Tomás, ven a torear a Santa Cruz de Velaan, donde ya has sido proclamado Santo Patrón.
“Choperita”, me recuerdas a Joaquín Camargo “el Vivillo”, empresario de la Plaza de Andujar por una tarde.
2 comentarios:
Hace pocas horas, quizás cinco, un morlaco me miraba a menos de tres metros de distancia. Entre él y yo solamente mediaba una valla de piedras superpuestas en equilibrio sin mucho interés. Me ha mirado, ha escarbado, ha retrocedido, y a venido (lentamente, sin arrancada) hacia mí. En un solo instante he meditado sobre la escasa robustez de la valla y he sentido mucho miedo. Hace también pocas horas, quizás tres, hemos visto (torear) dar capotazos a Francisco Rivera. José, gracias por devolver la medalla.
Privar al espectador de la Monumental de las Ventas de saborear la expresión artística de un toreo reconocido por Medalla de Oro al Merito en las Bellas Artes, sea o no sea merecida; se sea un suicida según unos ó se sea un figurín según otros, es asunto que esta fuera de toda disputa. Ó ¿es que alguien se siente con la capacidad de plantearse descolgar un Canogar, un Genoves, un Schommer, un Fernández Granell ó un Chillida de una pared? ó ¿retirar un Sampedro ó un Julian Marías de una estantería? ó ¿apartar un Barenboim, un Paco de Lucia, un Andrés Segovia ó un Camarón de una repisa?, solo por que a uno se le antoja costoso. Más bien creo que habría que mirar hacia otro lado, al del mercantilismo llevado a su máxima expresión artística, y que no tiene otro nombre que la avaricia y la codicia corporativa.
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