De Vagant
En la esquina de Pelgrimsstraat con Reeyndersstraat se encuentra el Pub De Vagant. Un gato dormita junto a la ventana más próxima al radiador, lo que ya supone el primer reclamo para quien pasa por la calle maldiciendo contra la nieve.
Una vez traspasada la puerta el calor empaña mis gafas, y por un segundo me siento vulnerable. Me las quito sonriendo a la primera cara que encuentro mirándome y tras un vistazo rápido al pequeño local, ya no hay escapatoria posible. Me veo obligado a tomar posesión del que va a ser mi rincón durante las próximas dos horas.
Con una sinfonía clásica de fondo se acerca desde la barra la sonrisa de la camarera. Sé que aquí la especialidad es la ginebra, más de 200 tipos según reza el cartel de la puerta, pero la timidez del novato y lo extraño de sus nombres holandeses hacen que pida una cerveza Duvel. Es la tercera de la tarde y sus casi 9 grados me sientan bien. Mientras tanto observo al resto de la clientela; unos leen y otros charlan en voz no muy alta, pero es como si todos ellos se conocieran. Cuando el nivel de la Duvel llega a la mitad de la copa, me decido a llamar a la camarera para pedirle una ginebra pero advirtiéndole que no conozco ninguna de las anunciadas en la carta. "Don´t worry, I know wich is the best"...
1 comentarios:
Sería una sinfonía lo que sonaba aquella tade, pero yo he imaginado al coro de peregrinos de Tännhauser. Venían desde lejos entonando el tema (Pilgrims´Chorus), sedientos, casi miribundos, y descubren el De Vagant,... ¡aleluya!
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