lunes, 15 de diciembre de 2008

One and one don´t make two, one and one make one (III)


Curiosamente, donde más pareció aplaudirse nuestra decisión (aunque ahora dudo de que realmente fuera nuestra y que podamos llamarle decisión) fue en la Agencia. Hasta entonces, sus comunicados (siempre por carta lacrada, ya que jamás llegamos a hablar con nadie) habían sido extremadamente escuetos y planteaban nuestro “caso” con un pesimismo que poco a poco iba minando nuestras esperanzas. Tengo que intentar conocerla personalmente, quizás algún día podría esperarla en la puerta de los estudios. Al encontrarnos cada noche en la tenue penumbra del club imaginábamos cómo un incontable ejército de burócratas traspasaba el asunto de mesa en mesa, sin que llegara a tomarse decisión alguna, deseando (al menos eso parecía, o posiblemente no fuera más que una técnica de selección) que renunciáramos a nuestra petición. Sin embargo, en este último envío que ella me leyó, medio recostada en el sky rojo con costuras desgastadas, el tono del mensaje era totalmente opuesto, con un exceso de felicitaciones y halagos que nos obligaban a sospechar sobre la verdadera identidad de su autor. Mierda de anuncios… Pero si aquella cuartilla de color crema no consistía en una broma o una nueva trampa de la Agencia, ahora éramos nosotros quienes debíamos dar el paso definitivo…

1 comentarios:

A las 25 de diciembre de 2008, 23:07 , Blogger Duque de Marmarosa ha dicho...

Una vez leí algo maravilloso sobre una llamada "Agencia general del suicidio", fue algo delicioso. Agradecimientos para Vila Matas.

 

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