jueves, 25 de diciembre de 2008

One and one don´t make two, one and one make one (IV)


Mientras todo esto acontecía, y de forma no precisamente casual, leía “Libro del desasosiego”, circunstancia que no creo que me ayudase a recuperar mi estado de ánimo, sino más bien todo lo contrario. Sintiéndome tan solo (el problema lo hacía exclusivamente mío) quise buscar el consuelo en el mal ajeno, creyendo firmemente que el mal de muchos me beneficiaría, aunque fuese tonto reconocerlo. No fue así. Ahí estaba ella de nuevo, le habían retocado el maquillaje. Me preguntaba qué pasaría con mi rabia, con mi ternura, el contrato con la Agencia no decía nada al respecto y por la suma de dinero que iba a pagar tenía el convencimiento de que eran aspectos que debían haberse recogido en alguna de sus clausulas. A pesar de la decisión, el miedo a estas cuestiones me mantenía en una tensión constante, pensé incluso en hablar de nuevo con ella para dar un nuevo giro al asunto, pero conociéndola sabía que me tacharía impulsivamente de cobarde, aun no queriendo dañarme. No sabría cómo convencerla, sobre todo después de toda esta ansiedad compartida por ambos en la espera. Movía los labios como nunca (y como siempre la voz estaba prácticamente silenciada por el murmullo del Club). Ella se levantó y fue al baño, quizás para llorar de nuevo. Al darme la espalda posé mi mano en el hueco de sky rojo, aun caliente, que había dejado. Fue en una especie de acto reflejo, como el de volver a mirar hacia la televisión del Club mientras ella desaparecía tras la puerta. Alguien había cambiado el canal y ahora emitía deportes. Me levanté furioso…

1 comentarios:

A las 26 de diciembre de 2008, 19:46 , Blogger Duque de San Chorlo ha dicho...

Desde el primer momento estoy viendo a la China Patino en ese programa. Ojos rasgados y piel de latex volviendo loco a nuestro loco protagonista.

 

Publicar un comentario

Suscribirse a Enviar comentarios [Atom]

<< Inicio