lunes, 12 de enero de 2009

One and one don´t make two, one and one make one (VII)



…..aunque si bien aquella interminable espera había merecido la pena para abordarla y estrecharla de nuevo y así sentir su aliento y el mismo perfume que empleaba desde hacia algún tiempo, fue la sensación que llevaba paralizándome últimamente, y que me recordó la mirada de aquel taxista extranjero, la que me hizo desaprovechar la oportunidad de lanzarme de nuevo tras esos zapatos blancos de tacón alto en que se remataban aquellas tupidas medias de un brillo casi nostálgico y que no me resultaban nada extraños, ya que eran los mismos que llevaba el día que la vi por primera vez en aquel café cantando fados. Lo cierto era que mi rostro no era como el del resto de los mortales, últimamente había aparecido varias veces en la televisión como implicado en el caso del rififi del museo de arte de la ciudad y aunque gracias a mi reputación y por supuesto a la minuta de aquel bufete de abogados, había conseguido evitar la cárcel después de aquellos olvidables e interminables meses, mis facciones comenzaban a resultar familiares. De manera que aparecer en estas circunstancias en las inmediaciones de un canal de televisión, no era lo más sensato que se diga y mucho menos cuando todavía el asunto de la muerte de su marido aun no se había aclarado y las diligencias seguían abiertas. De modo que volví a encargar una nueva persecución al taxista, en esta ocasión no me cabía duda nuestro próximo destino seria el cementerio.

2 comentarios:

A las 12 de enero de 2009, 23:23 , Blogger Duque de San Chorlo ha dicho...

Ay la hostia.
Bienvenido.

 
A las 15 de enero de 2009, 21:53 , Blogger Duque de Marmarosa ha dicho...

Menudo quite maestro.

 

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