domingo, 13 de julio de 2008

¿Nos quedamos al encierro?

Lunes, 14 de julio
Suenan la viñeta de JAR, el chorizo pamplonica y los espárragos anunciados por Induráin. Mientras termino de anudarme la corbata recuerdo otros preámbulos mejores: apretado en algún hueco del vallado cercano al callejón o en un balcón de Estafeta, con chocolate y churros. Hoy tengo los ojos menos rojos que entonces, pero más tristes. Ya salen los de Núñez del Cuvillo. En el 2004 protagonizaron un récord: tres de los seis protagonistas cogieron consecutivamente a un corredor catalán, que a partir de 2005 elige la primera quincena de julio para ir a la playa.
En esta ocasión el encierro es más tranquilo (como todos los de este año), y cinco de los cuvillos se han disfrazado de cabestros, con sus trajes jaboneros y castaños para despistar.
Bestial encontronazo entre la rodilla de un cabestro y el costillar de un punky (el cabestro está ingresado). Hasta el final de Estafeta no se abren huecos para correr, pero es entonces cuando se ven algunas carreras bonitas.
Creo que voy a ver de nuevo los encierros de los 90 que tengo grabados en VHS, porque me parece recordar que en esos años, los toros no se limitaban a correr sino que de vez en cuando avisaban al personal con algún derrote que otro.
Mientras apago la tele y marcho a trabajar no me resisto a pensar que quizá el próximo año pueda volver a los Sanfermines.

Domingo, 13 de julio
Esto es otra cosa. Igual que hicieron el tercer día los de Fuente Ymbro, estos Miura han salido de los corrales buscando la cabeza de la manada consiguiendo ponerse tres de ellos por delante cuando todavía subían la cuesta de Santo Domingo. Al galope, uno de ellos ha arrollado al primer mozo que se ha encontrado. En la pared izquierda, a la salida de la curva de Mercaderes un corredor centrifugado se ha visto rodeado por 10 astas, como si fuera la mujer de un circense lanzador de cuchillos. Poco después, las pezuñas del cárdeno y el colorado han resbalado en el suelo mojado de Estafeta, pero se han levantado como unos machotes para seguir a toda velocidad. Al entrar hoy en el coso ha habido que saltarse un par de montoncillos de cuerpos que se han quedado atascados.
Mañana el último (pobre de mí).




Sábado, 12 de julio
Un diez para Pepín Liria que ayer, en su despedida de Pamplona, corrió el encierro mañanero y cortó una oreja por la tarde.
Y qué sosos hoy los sevillanos Dolores Aguirre, que a trote cochinero y sin entretenerse con los corredores han terminado en poco más de tres minutos. Por suerte se ha estirado la manada, abriéndose hueco para los valientes. El exceso de gente no se ha notado demasiado en el pasillo central del recorrido pero sí en las aceras y alrededores del vallado, donde se concentran los que no corren ni dejan correr. Que los toros querían poca guerra ha quedado demostrado cuando en el callejón hacia la plaza, han decidido pegarse a la valla de la derecha, buscando protección más que queriendo hacer daño. Ahí precisamente ha caído la cornada del día, en un culo colombiano cuyo dueño ya se veía entrando en la plaza como un héroe. Enhorabuena a los pastores, que hoy han tenido que varear a algún que otro pesado, para que dejen a los dobladores terminar la fiesta en paz.


Viernes, 11 de julio
Los de Jandilla de esta mañana conocían la fama que les precede y han salido a correr con la intención de limar asperezas. De hecho la comitiva de representantes de la ganadería ha derrochado timidez y cordialidad en partes iguales. Timidez, los tres primeros integrantes que no han llegado a sacar la cara de entre las anchas caderas de los cabestros. Cordialidad, los tres que se han quedado algo rezagados para permitir a los mozos que disfruten de la distancia corta. Una educación exquisita ha demostrado el último de estos tres toros caballeros, que junto al vallado cercano a la plaza, se ha visto abocado involuntariamente a formar parte de un corrillo de corredores. Tras la sorpresa de este grupo de insensatos al encontrarse con el astado de bruces, el Jandilla se ha disculpado apartando delicadamente los cuernos y tomando de nuevo el camino hacia la arena.
Si a estas alturas de la semana, alguien aún duda entre ver la retransmisión de TVE o la de Cuatro, es que no sabe apreciar la profesionalidad de Javier Solano, que demuestra cada mañana conocer, respetar y explicar la fiesta de San Fermín como un auténtico experto.

Jueves, 10 de julio

Ya huele a fin de semana y empieza a verse en Pamplona el habitual desfile de australianos, escoceses, gringos, valencianos, madrileños… Ojo con no meter a todos en el mismo saco, hay “colonias” de valencianos y franceses que llevan media vida yendo dignamente a San Fermín. No como la venezolana entrevistada por TVE, cinco minutos antes del encierro en perfecto spanglish de telenovela: ¿cómo iba a haber venido hasta aquí y no correr el encierro?, lo intenté el primer día pero estaba mareada, el segundo día no llevaba el calzado adecuado -dice haciendo el horrible gesto con los dedos para hablar entre comillas-, así que hoy corro hasta la Square”.
El encierro ha estado divertido porque como había vaticinado Javier Solano (TVE) sobre los Ventorrillo (de estreno en Pamplona), siendo toros del encaste Domecq iban a disgregarse (mañana hablamos de Javier Solano). Así ha sido. Hemos disfrutado de carreras bonitas para los seis toros, que a pesar de ir como si estuvieran regañaos, no han tardado en llegar a la plaza ni han amagado con revolverse en el callejón. Muy bonito el placaje (creo que en Santo Domingo) de un rubiales al toro que tomaba más abierta la curva, y es que señores, no todos los cabestros salen de los corrales del Gas.

Miércoles, 9 de julio
Los de Fuente Ymbro siempre animan por su velocidad. Ya en la salida del corral se les ve a los 6 hermanos metiendo cuello e intentando adelantar a los cabestros para tomar posiciones. Ese ímpetu ha propiciado que la llegada a la curva de Mercaderes sorprendiera a los más despistados. Muy interesante en este punto, el triple salto mortal involuntario de un mozo por encima de los lomos del cabecilla de la manada, que a continuación ha pasado sobre el montón blanco y rojo formado en los primeros números de la recta Estafeta (me ha parecido ver cornada).
Bonitas carreras en Estafeta y Ayuntamiento, aunque siempre se cuela algún enterao que se queda tan ancho habiendo corrido unos metros al lado de la cepa de los cuernos con la mano en el hoyo de las agujas. Finalmente, el toro más rezagado se ha quedado prendado de uno de los pastores. Tanto se ha interesado por él, que en un arrumaco casi lo degüella. Por suerte para la familia del pastor (contraria desde el principio a este romance), ha aparecido ese corredor calvo, impoluto, perfectamente uniformado de blanco y rojo, que vemos todos los años haciéndolo tan bien, y se ha llevado al toro hasta la plaza, donde esta tarde morirá de amor.

Martes, 8 de julio
En dos minutos y medio los 6 estaban ya encerrados. Esta vez los Cebada Gago han sido formales y no han destrozado glúteos como vienen acostumbrándonos. Resulta curioso observar lo distinto que puede ser el comportamiento de un toro en un encierro. Ayer vi a esos morlacos que corrían sin mirar y como si hubieran salido por la noche, topando al que tuvieran por delante pero sin ganas de matar. Sin embargo, esta mañana los Cebada Gago han madrugado; por eso no han llegado a rozar la protección de la Curva de Mercaderes, donde normalmente se estampan varios animales y algún toro. Era como si hubieran medido previamente los 90 grados que les iban a introducir en Estafeta. Y aunque finalmente no ha habido percances, no olvidéis nunca cómo esta ganadería mira a los lados según avanza por la calle, fijándose en los letreros de los comercios, los números de los portales y especialmente en los corredores que llevan mal anudado el pañuelico, intentando averiguar de qué país viene cada uno.

Lunes, 7 de julio
La mejor imagen del primer encierro:
Un aficionadillo demasiado rubio para ser pamplonés y con los toros ya en la plaza ha debido pensar que estando cerca de las tablas no hay peligro para sacar unas fotos. Hasta que se le ha acercado el morlaco y le ha encerrado entre sus dos pitones mirándole a los ojos y sacando astillas junto a ambos sobacos del secuestrado, que eso sí, no ha soltado la cámara de fotos, ni siquiera cuando finalmente el astado le ha sacado a los medios.

Duque de San Chorlo
(con el pañuelo bien puesto)